miércoles, 5 de junio de 2013

El Gran Maestro: Medio vacío o Totalmente lleno?

Un grupo de devotos invitó a el Gran Maestro a
la casa de uno de ellos para que los instruyera.

El Gran Maestro dijo que debían esforzarse por
liberarse de reaccionar en demasía frente a los
hechos de la vida diaria, por lograr una actitud
de reverencia, y por adquirir la práctica regular
de un método de meditación que, a su vez,
les explicó en detalle.

El objetivo era darse cuenta de que la vida
espiritual debe estar presente en todo.

Es estar conscientes de esto no sólo durante
el período de meditación, sino constantemente,
en lo cotidiano. El proceso es como llenar un
colador con agua. El Gran Maestro hizo una
reverencia ante ellos y partió.

El pequeño grupo se despidió de él y luego uno
de ellos se dirigió a los demás, echando chispas
de frustración: ¡Lo que nos dijo es como decirnos
que nunca podremos lograrlo!

- ¡Llenar un colador con agua! Eso es lo que ocurre,
¿no? Al menos para mí. Escucho un sermón, rezo,
leo algún libro sagrado, ayudo a mis vecinos con sus
niños y ofrezco el mérito al Creador, o algo por el estilo
y después me siento elevado. Mi carácter mejora
durante un tiempo… no me siento tan impaciente,
ni hago tantos comentarios sobre otras personas.
Pero pronto el efecto se disipa y soy el mismo que
antes. Es como agua en un colador, por supuesto.
Y ahora él nos dice que eso es todo.

Siguieron reflexionando sobre la imagen del
colador sin lograr ninguna solución que los
satisficiera a todos. Algunos pensaron que el
Gran Maestro les decía que las personas como
ellos en este mundo sólo podían aspirar a una
elevación transitoria, otros creyeron que el Gran
Maestro simplemente les estaba tomando el pelo.
Otros pensaron que tal vez se estaría refiriendo
a algo en los clásicos que suponía que ellos
sabían… buscaron, entonces, referencias sobre
un colador en la literatura clásica, sin ningún éxito.

Con el tiempo, el interés de todos se desvaneció,
excepto el de una mujer que decidió ir a ver al Gran
Maestro. El Gran Maestro le dio un colador y un tazón,
y fueron juntos a una playa cercana. Se pararon
sobre una roca rodeados por las olas.

- Muéstrame cómo llenas un colador con agua.
-Le dijo el Gran Maestro

Ella se inclinó, tomó el colador en una mano y
comenzó a llenarlo con el tazón.

El agua apenas llegaba a cubrir la base del colador
y luego se filtraba a través de los agujeros.

- Con la práctica espiritual sucede lo mismo -dijo
el Gran Maestro – Mientras uno permanece de
pie en la roca de la personalidad e intenta llenarse
con cucharadas de conciencia espiritual. No es
ése el modo de llenar un colador con agua, ni
nuestra esencia con vida espiritual.

- Entonces, ¿cómo se hace? -preguntó la mujer.

El Gran Maestro tomó el colador en sus manos y lo
arrojó lejos al mar. El colador flotó unos instantes
y después se hundió.

- Ahora está lleno de agua y así permanecerá -dijo
el maestro. -Ese es el modo de llenar un
colador con agua y es el modo de realizar la
práctica espiritual. No se logra vertiendo pequeñas
dosis de vida espiritual en la individualidad,
sino arrojando la individualidad dentro del mar
de la vida espiritual...