martes, 28 de julio de 2009

Autoflagelarse ¿sirve?

Es muy difícil que la motivación negativa sea útil. Decirnos a nosotros mismos qué malos somos para que empecemos a ser buenos . Cuando nos autoflagelamos, lo único que logramos es golpear nuestra autoestima, por ejemplo, te presentas a una entrevista de trabajo y no obtienes el puesto. Entonces comienzas a azotarte: "¿Por qué entregué un curriculum tan mal elaborado? ¿Por qué di respuestas tan tontas al entrevistador? ¿Por qué me puse esta ropa? No me extraña que no haya conseguido el empleo, no lo merecía. Realmente soy un fracaso".

Ya lo dijiste, pero, el negativismo no te motivará para que mejores en la próxima entrevista. Es más probable que sea peor: un fracaso autoproclamado y autodespreciativo.

En lugar de autoflagelarte, háblate con ternura. Si tú no estás de tu lado, ¿Quièn va a estarlo?

Tienes todo el derecho a no ser perfecto. No digas: "fracasé", ni te consideres un fracaso. Di, en cambio, "cometí un eror". Cometer errores es muy humano y corregible. Si un amigo se equivoca, lo consolarás: "Cálmate, equivocarse es humano". A cualquier desconocido le dirías "Perdonar es propio de Dioses".

Muestra por ti mismo la misma consideración. Recuerda, que al fin y al cabo, la persona con la que debes convivir y con la que puedes contar eres tú mismo. De manera que no te conviertas en tu propio enemigo.

Si puedes perdonarte el haber conducido mal una situación, no significa necesariamente que te estás justificando. No significa que estés inventando una coartada para escaparte de la responsabilidad. Significa que reconoces que eres tan falible como cualquier otra persona. Con esta actitud, puedes decidirte a hacerlo mejor la próxima vez. Afrontarás la próxima tarea con autoestima y confianza, en lugar de autodesprecio y pesimismo. No estás ignorando tus faltas, más bien estás demostrando respeto por tus habilidades.

Cuando te sorprendas regañandote: "¡estúpido! ¡tonto! ¡idiota!", sólo di:
"¡un momento!, ¡estás hablando de mi mejor amigo!". Háblate con ternura, con comprensión, con amor. Si sientes que debes descargarte, hazlo riéndote. Bromea contigo mismo: "burro, no vuelvas a hacerlo".

Siente la diferencia en tu interior entre cuando dices algo comprensivo y cuando te desprecias a tí mismo. Cuando te perdonas y comprendes, te sientes empapado en una especie de bálsamo sedante. Pero cuando eres duro y te condenas, sientes como el ácido corroe tus entrañas. Cuando cometes un error y te maldices, es como echar leña al fuego. En su lugar, intenta un poco de ternura. Utiliza un poco de agua para apagar el fuego y no gasolina.

Observa tus fracasos y logros en una proporción sensata.

miércoles, 15 de julio de 2009

Esfuerzo

Iba el gran Maestro atravesando el desierto con un discípulo, cuando vió una herradura tirada, se detuvo y le dijo a su aprendiz:

-José levanta por favor esa herradura

-pero maestro, ¿para qué nos puede servir si ni camello traemos?

-José, por favor levanta esa herradura

-pero maestro, está muy vieja y oxidada, ¿de qué nos va a servir?

-José, por favor, levanta esa herradura

-pero maestro, ya vamos muy cansados, acalorados y falta mucho por recorrer, ¿para que vamos a cargar más?

Al ver la actitud de José, el maestro se agachó y levantó la herradura y siguió la travesía...

Durante los kilometros que faltaban para llegar a un oasis, el gran maestro iba limpiando la herradura, puliendola y limpiandola....

Al llegar al oasis, cambio el gran maestro la herradura ya muy limpia por un buen puñado de dátiles y después de refrescarse continuaron su travesía por el desierto...

Más tarde, cuando el gran maestro tenía sed, partía un dátil por la mitad, con la mitad se refrescaba los labios y tiraba la otra mitad...

Más adelante, para refrescarse, partía un dátil por la mitad, con una mitad se refrescaba y tiraba la otra mitad, y así sucesivamente...

¿Y cómo creen que iba José atrás?.....


Pues agachándose y agachándose y agachándose a recoger la mitad del dátil que el gran maestro tiraba...

-¡Ya maestro! ¡Ya!... ¡ya entendí el mensaje!

-José: más vale agacharse una vez en la vida y hacer un gran esfuerzo por crecer y ser mejor....
que pasarse la vida agachándose y agachándose y agachándose.....

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¿¿¿Cuántas veces envidiamos los logros de los demás sin ver el gran esfuerzo que han tenido que hacer para alcanzar lo que tienen, lo que saben, lo que disfrutan, lo que viven???

La vida es bella para el que sabe que sus esfuerzos serán recompensados... y horrenda y cruel para el que sólo espera que las cosas le lleguen fácil y sin esfuerzo.