Cuestionaban a el Gran Maestro con
sus miedos los aprendices, hasta que
él les hablo y les dijo:
Una vez, una serpiente empezó a
perseguir a una luciérnaga; ésta huía
rápido y con miedo de la feroz
depredadora, pero la serpiente no
pensaba desistir.
Huyó un día y ella no desistía,
dos días y nada.
En el tercer día, ya sin
fuerzas, la luciérnaga paró y dijo a
la serpiente:
- Puedo hacerte tres preguntas?
- No acostumbro dar este precedente a nadie,
pero como te voy a devorar, puedes preguntar.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
- No.
- ¿Yo te hice algún mal?
- No.
- Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- Porque no soporto verte brillar.
miércoles, 14 de agosto de 2013
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