Una pareja joven tenía ya varios años de casados y no habían podido tener hijos.
Para no sentirse solos, compraron un cachorro pastor alemán y lo amaron como si fuera su propio hijo.
El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso animal.
El perro salvó, en más de una ocasión, a la pareja de ser asaltada.
Siempre fue muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro.
Luego de 7 años de tener al perro, la pareja logró tener al ansiado hijo.
La pareja estaba muy contenta con su nuevo hijo y disminuyeron las atenciones que tenían con el perro.
Éste se sintió rezagado y comenzó a sentir celos del bebé y no era el perro cariñoso de antes.
Un día la pareja dejó al bebé plácidamente dormido en la cuna y fueron al jardín a preparar una carne asada.
Cual no fué su sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebé y ven al perro en el pasillo con el hocico ensangrentado, moviéndoles la cola.
El dueño del perro pensó lo peor, sacó un arma que tenía en un cajón y mató al perro...
Corre al cuarto del bebé y encuentra una gran serpiente degollada.
El dueño comienza a llorar y exclama:
"¡He matado a mi perro fiel!".
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¿Cuantas veces no hemos juzgado injustamente a las personas?
Y lo que es peor, las juzgamos y condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuáles son sus pensamientos, y lo más importante, cuáles son sus sentimientos.
lunes, 14 de junio de 2010
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2 comentarios:
SI ABRIMOS LOS OJOS A LAS CONSECUENCIAS QUE PUEDE TRAER JUZGAR Y PREJUZGAR HABREMOS DADO UN PASO COMPARABLE AL DEL HOMBRE EN LA LUNA.
UN SALUDO.
Buenísima la historia, me ha emocionado,... y lo peor es que es muy cierto.
Tu blog me encantó y pienso igual que tu en muchas cosas.
Saludos!
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